¿Profetas?, ¿Y en estos Días?
Amados jóvenes Dios les bendiga en gran manera, hace muy poco un hermano de 27 años de edad me comentaba que en cierta iglesia, de la cual me reservo el nombre había un “hermano”, que decía -En estos tiempos ¡no hay profetas!
Terminología
El término hebreo, nabi, traducido «profeta», probablemente se deriva de una raíz que significa «anunciar» o «proclamar». El Antiguo Testamento lo aplica a una variedad de personas (Gn 20.7; Éx 7.1; 1 R 17–19; Mal 4.5). Editorial Caribe
Bien, ¿en qué se basan dichas personas para afirmar tales cosas?, en la palabra escrita en San Mateo 11:13 que dice: “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.” frase muy mal interpretada desde aquel punto de vista y que podríamos aclarar haciendo la siguiente pregunta, ¿Qué fue lo que todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan?, ciertamente la venida del Salvador del mundo. Véanse profecías sobre Jesús:
Isaías 9:6: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Isaías 11:1-5: 1Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. 2Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. 3Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. 5Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.
Isaías 52:13-15: 13He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. 14Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, 15así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.
Isaías 53:1-12: 1¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? 2Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. 4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. 7Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 8Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. 9Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. 10Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 11Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. 12Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
Salmos 22:14-18 14He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas. 15Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte. 16Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies. 17Contar puedo todos mis huesos; Entre tanto, ellos me miran y me observan. 18Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.
Y en estas dos últimas citas, nos habla aun de lo que Jesús iba a padecer por nosotros.
Profecías sobre Juan el Bautista:
Isaías 40:3 3Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.
Malaquías 4:5 5He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
Llegando al punto, si fuere cierto que en estos tiempos no hay profetas ¿Cómo explicaríamos lo que dijo el profeta Joel? Joel 4:28-32
Derramamiento del Espíritu de Dios
28Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
30Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. 31El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. 32Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo;, porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.
La Palabra de Dios es la profeta mayor ¡lo creemos de todo corazón! y por ella hemos aprendido que en estos tiempos también hay profetas; véase el primer discurso de Pedro, en el libro de Los Hechos 2:14-42, donde cita lo dicho por el Profeta Joel, anteriormente leído. Podemos ver que el Apóstol Pablo también nos habla sobre esto en su primera epístola a los Corintios (1ra de Corintios 12:28) 28Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.
Bien, si todavía quedan dudas veamos 1ra de Corintios 14:1-5 1Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. 2Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 3Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 4El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 5Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación. Claro como el agua.
¿Cómo explicaríamos el libro de Apocalipsis, libro netamente profético que relata lo que sucedería en estos tiempos y en el futuro? Escrito por el Apóstol Juan, conocido también como Juan el amado, (¡No Juan el Bautista! nombrado por Jesús en San Mateo 11:13).
Profecías Y Profetas En El Nuevo Testamento
El mensaje de los profetas halla su cumplimiento en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo (Hch 3.24); particularmente en los hechos de la pasión (Lc 24.25–27; Hch 3.18; 1 Co 15.3). La predicación a los judíos partía de esa correlación (Hch 18.28). El Evangelio de Mateo está construido sobre esa base (por ejemplo, 1.22s; 2.5s), pero, más que predicciones en detalle, se trata del propósito redentor de Dios anunciado en los profetas y cumplido en Jesucristo (Jn 6.14; 1 P 2.9s). La promesa del nuevo pacto y del siervo sufriente son los puntos culminantes de esa continuidad.
En el Nuevo Testamento se conoce y tiene en alta estima el don de profecía y la figura del profeta (1 Co 12.10; Ef 4.11; cf. Hch 11.27 y Ef 2.20). Su función parece haber sido anunciar alguna revelación particular recibida de Dios (Hch 19.6; 21.9; 1 Co 11.4s; etc.), edificar o consolar con ese conocimiento de la voluntad de Dios (1 Co 14.1, 3, 5) o predecir un acontecimiento futuro (Mt 11.13; 15.7; 1 P 1.10) Editorial Caribe
Bibliotecología: [1]Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.
Escrito por: Hermano Alexis Varela